LOS MÁS LEÍDOS

26 jul 2012

Sagas literarias


Actualmente he visto que de la gran mayoría de libros que de editan, sobre todo para el público joven, se espera siempre una segunda, una tercera o cuarta e incluso más partes. Tanto editores como escritores lo tienen bien claro, si un libro vende, habrá que sacarle todo el provecho que se pueda, y la mejor forma es publicando una o varias continuaciones, tantas como los lectores quieran comprar.
Para los escritores escribir sagas es una buena forma de seguir vivos en las librerías. Si publican un libro y tienen relativo éxito, no todos les lectores que ganaron con él los seguirán con otra publicación totalmente diferente, pero si se trata de una continuación, todos aquéllos a quienes les gustó seguro que se harán con ella.
La formula, aunque siempre ha funcionado, la puso de moda la señora Rowling. El éxito de Harry Potter demuestra cuánto provecho se le puede sacar a una saga literaria. Y es justo decir que Rowling no hizo como otros, continuar a cómo le fuera posible un libro que vendió mucho, Harry Potter, nos consta a todos, fue ideado desde el principio como una saga literaria.
Pero no con todos ocurre de la misma manera. Algunos autores han ideado sus libros como una única entrega, pero si venden, ya podemos imaginar a su editor diciendo: “A ver cómo le haces, revives al protagonista o te sacas un hermano gemelo de la manga, pero escribe una segunda parte”.
El problema, porque siempre hay uno, es que los lectores ya se están hartando de las sagas literarias. Muchos se quejan de que si un libro les gusta no tendrán la paciencia para aguantar uno o dos años para leer la segunda parte, por eso algunas veces se inclinan por libros de una sola entrega, para no albergar dudas ni esperar. Quizás el fenómeno se generalice con el tiempo y llegue el momento en que los editores se inclinen por dejar descansar a las sagas una temporada, aunque es dudable, y por el momento siguen siendo el mejor negocio que pueden hacer. Saben que si pueden colocar en el gusto del público joven-adolescente un libro, ya podrán soñar con las jugosas ganancias de la séptima entrega.

9 jul 2012

La recuperación de la literatura


Antier que husmeaba en una librería de viejo -donde por cierto encontré algunos buenos títulos-, me puse a pensar en la gran cantidad de libros que están por allí olvidados, casi como si no hubieran existido. Libros de una sola edición, que quizás tuvieron éxito en la medida en que fueron promocionados, y que al poco tiempo pasaron a ser cosas del pasado, cubiertas por el olvido.
Es cierto que los editores, a veces, rescatan libros del pasado, los revisan y reeditan, pero para que eso ocurra el autor tuvo que haber tenido un considerable éxito, que en la actualidad alguna calle lleve su nombre, cuando no una escuela.
Porque los otros, los que no alcanzaron demasiada popularidad, difícilmente pueden ser reeditados si ya llevan algunas décadas muertos. Estamos en una época en que los lectores de hoy leen a los escritores de hoy. Eso es bueno, porque éstos están vivos y comen, los del pasado por lo menos ya no tienen gastos que afrontar.
Aun así, algunos produjeron obras que merecen ser reeditadas, que valen la pena y están en el olvido. Los hijos o los nietos poco se esmeran en revivirlos porque es una tarea estéril, aunque los libros tardan mucho en pasar de moda, las editoriales casi siempre quieren hacer presentaciones con el autor…, entre otras cosas.
Las plataformas para vender libros eléctricos, y los lectores para estos libros, han dado grandes posibilidades a los hijos y a los nietos de autores en el olvido para reeditar sus obras. Eso es algo muy bueno. Se entiende que los editores, con la obligación de un tiraje mínimo de 1.000 ejemplares, más gastos de promoción y distribución, no sean muy propensos a revivir libros, pero ahora ya no hacen falta, ahora sólo se requiere un poco de voluntad por parte de los herederos del autor para digitalizar los libros y subirlos a Amazon.
A mí particularmente, que  leo pocas novedades, me alegra mucho que esto ocurra. Es probable que ninguno de esos libros llegue a superventas, pero es bueno que estén localizables, por si alguien quiere hacerse con ellos. Hay muchas cosas del pasado que no es bueno traerlas al presente, pero con los libros es todo lo contrario, es bueno que los tengamos de vuelta.