El otro día reseñé la novela Arsenio Lupin contra Herlock Holmes, y allí comenté que Holmes, el más famoso detective de la historia de las novelas policíacas, es una ligera mutación de C. Auguste Dupin, personaje salido de la extraordinaria mente de Edgar Allan Poe. Pues bien, creí prudente hacer también una reseña de la primera aparición de Lupin, que fue allá por 1841, en un relato titulado Los crímenes de la calle Morgue, el predecesor de toda historia policíaca que se precie de serlo. Cualquiera que lo lea, verá rápidamente que Sir Arthur Conan Doyle ni siquiera se molestó en hacerle muchas modificaciones a Dupin para mostrárnoslo como su Holmes, ya que ambos tienen un amigo menos inteligente que ellos que les profesa admiración y que sirve de narrador en las historias.
En Los crímenes de la calle Morgue, dos damas parisinas, madre e hija, son brutalmente asesinadas en su propia casa. Aquéllos que lograron escuchar algo donde y cuando ocurría el escalofriante suceso, aseguran que uno de los sospechosos hablaba francés y el otro un idioma que no saben si era español, italiano, inglés o ruso.
La policía se enfrasca en la búsqueda de tan despiadados delincuentes mientras los vecinos de las víctimas se aterran al saber que cerca de ellos pueden estar personajes capaces de asesinar a dos indefensas mujeres de manera brutal. Porque, aunque la policía todo o casi todo lo ignora, sí tiene la seguridad de estar enfrentándose a seres repletos de maldad, si no ¿quién más sería capaz de cometer actos tan abominables?
Pero Dupin, que se ha metido a investigar el crimen sin ser detective y sin que nadie se lo pida, es el único que discrepa ampliamente con la teoría oficial. Quizás el asesino no es malo, quizás no sabía lo que estaba haciendo y quizás ni siquiera es humano.
En la primera aparición de Sherlock Holmes, que fue en Estudio enescarlata, novela publicada en 1887, Watson lo compara con Dupin, y Holmes, aunque le concede capacidad a éste, lo considera muy inferior a él. Tal vez Doyle escribió esa parte de la novela como homenaje a Dupin, aunque pareciera ser que pretendía evitar las comparaciones, pero no hacerlas es inevitable. Finalmente, Dupin, aunque sólo aparece en tres relatos, es mejor personaje que Holmes, tanto como mejor escritor fue Poe que Doyle.
En la primera aparición de Sherlock Holmes, que fue en Estudio enescarlata, novela publicada en 1887, Watson lo compara con Dupin, y Holmes, aunque le concede capacidad a éste, lo considera muy inferior a él. Tal vez Doyle escribió esa parte de la novela como homenaje a Dupin, aunque pareciera ser que pretendía evitar las comparaciones, pero no hacerlas es inevitable. Finalmente, Dupin, aunque sólo aparece en tres relatos, es mejor personaje que Holmes, tanto como mejor escritor fue Poe que Doyle.